martes, 19 de abril de 2011

Entrevista guiada: Templo de Santo Domingo



Recientemente hicimos un recorrido por el Templo de santo Domingo de la capital zacatecana acompañados del arquéologo Francisco Montoya.

Él nos contó cómo fue el trabajo de restauración del templo durante los años 2009 y 2010; así nos pudimos enterar de algunos detalles interesantes, como el descubrimiento de restos humanos (incluidas algunas momias ¡brrr!) debajo del piso del templo.

También nos contó sobre el trabajo de investigación, rescate y restauración que lleva a cabo un grupo de especialistas en este recinto religioso, uno de los más bonitos de Zacatecas y de todo México.



https://soundcloud.com/radio-chinchilagua/sto-domingo-1



https://soundcloud.com/radio-chinchilagua/entrevista-sato-domingo-2a







"...lo que estaba dañado eran las bases de las columnas. En las bóvedas había algunas fracturas..."

"...se hizo una restauración minuciosa del retablo de san Francisco Javier..."

"...estan reparando todavía parte del retablo de San Ignacio de Loyola..."



"...encontramos gran cantidad de cerámica, huesos sueltos, metal, papel..."


"...detectaron que en el pecho del infante había un documento. Eran varios poemas..."

"...estos poemas estan impresos en el año de 1844..."
"...este ataúd estaba vacío. Es el famoso entierro 33..."

El ataud de Luisito.


La momia de Luisito.

--------------------------------

Este es un fragmento de uno de los poemas encontrados junto al cuerpo de Luisito:


EN LA MUERTE DE MI HIJO
----LIRAS----

Salud, encanto mío,
Amable niño, niño afortunado,
Allá en el cielo pío
De gloria circundado
Te contemplo de gozo enagenado.

Feliz y venturoso
El mundo dejas, dejas sus alhagos,
Y vuelas presuroso
Huyendo los estragos
De terrenales goces siempre aciagos.

Con sonrisa graciosa
Emblema seductor de la inocencia
Señalas la forzosa
Hora de tu ausencia,
Que te llevó de Dios á la presencia.

Mas ¡ó Dios! cuan en vano
Se procura consuelos la alma mía,
Dolor, dolor insano
Me roe…la muerte impía
Acabó con tu vida y mi alegría.
¿Dó estás, Luisito amado?
¿En dónde que no escuchas mis gemidos?
De la Deidad al lado
¿No ocupan tus oidos
Los lamentos de un padre enternecidos?

Pues de tu cara hermana
De la inocente Tona escucha el ruego:
A la muerte cercana
Tal vez, te sigue luego…

Si sucede sea ¡Cielos! en sosiego.
De tu Mamá querida
Acoge los sollozos lastimeros,
Su pena dolorida,
Su afecto, sus esmeros
Al cuidar tus alientos postrimeros.
De Mamá-grande mira
La fiel solicitud, amado niño:
Por su Luis suspira,
Solloza en desaliño….
¡Tú paga desde allá tanto cariño!

Mas ya, mi ángel, te veo
Rodeado de fulgores celestiales
Servir a mi deseo,
Aliviar las mortales
Inquietudes, y pena paternales.

Te miro arrodillado
A las plantas del Ser Omnipotente,
Pedirle entusiasmado
Que nos cuide clemente
Que nos lleve a su gloria permanente.

Si, tu frente humillas
Ante el escelso Dios de las alturas:
Ni alzas las rodillas,
con las esencias puras
Pides el bien de todas las creaturas.

(...)

J. R.